Agricultura de conservación
La Agricultura de Conservación (AC) es un sistema de producción agrícola sostenible que comprende un conjunto de prácticas agronómicas adaptadas a las exigencias del cultivo y a las condiciones locales de cada región, cuyas técnicas de cultivo y de manejo de suelo lo protegen de su erosión y degradación, mejoran su calidad y biodiversidad, contribuyen a la preservación de los recursos naturales agua y aire, sin menoscabo de los niveles de producción de las explotaciones. Dentro de la AC, existen prácticas destinadas a cultivos herbáceos y leñosos. Las que se aplican en cultivos herbáceos, son la Siembra Directa (SD), el Mínimo Laboreo en AC (ML) y las destinadas a cultivos leñosos son las Cubiertas en frutales.
Las prácticas agronómicas englobadas en los sistemas de AC se fundamentan en tres principios:
- Mínima o nula alteración del suelo.
- Cobertura permanente del suelo, ya sea con una cubierta viva o una cubierta inerte.
- Realización de rotaciones de especies en explotaciones de cultivos anuales, aconsejable en la mayoría de los casos.
La AC introduce cambios importantes en la dinámica del C del suelo y favorece el secuestro del mismo. Los restos de cosecha sobre la superficie y la no alteración mecánica del suelo, trae como consecuencia directa una reducción en la tasa de descomposición de los rastrojos; una disminución de la mineralización de la materia orgánica del suelo, debido a una menor aireación y menor accesibilidad de los microorganismos a la misma; y un incremento del carbono del suelo. Con la AC también se consigue mejorar la conservación del aire, disminuyendo la contaminación atmosférica al eliminar la quema de rastrojos y restos de poda, y al reducir las emisiones de CO2.